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El origen de Nácari
Soy Lucía, creadora de Nácari y dietista-nutricionista clínica con una amplia experiencia en el cuidado de la salud. Al descubrir el mundo de la cosmética natural, encontré una nueva forma de cuidar -esta vez nutriendo desde del exterior- con mis jabones artesanales, que son el resultado de mi pasión por la salud y el fomento de la ética de consumo sostenible. Cada uno está formulado gracias a mis conocimientos de nutrición, realizando combinaciones de ingredientes naturales diferentes que abarquen todo tipo de pieles y necesidades. De esta forma no solo limpian, sino que también nutren, protegen y cuidan.
La semilla de una idea
Siempre he sido una apasionada de los productos naturales y de todo lo hecho a mano. Recuerdo pasar horas en la cocina de mi abuela, observada fascinada mientras preparaba remedios caseros con hierbas y aceites naturales. Aquella conexión con la naturaleza y la tradición me inspiró a buscar una forma de llevar esa esencia y el slow life a mi vida diaria.
Con esa idea en mente, comencé a investigar formas de reconectar con la naturaleza de una forma sana y artística, y fue donde descubrí la jabonería artesanal. Me fascinó el proceso de saponificación en frío y la versatilidad de los aceites vegetales. Leí numerosos libros y blogs durante meses, y vi innumerables tutoriales y di cursos que imparten grandes profesionales para conseguir comprender todo el proceso y dar con los materiales idóneos para mi idea. Sabía que había encontrado mi pasión.
Dando forma a un sueño
Con la idea clara de crear jabones artesanales y sostenibles, empecé a darle forma a mi proyecto. Quería que mi marca transmitiera una sensación de pureza, cuidado y bienestar.
Visualicé jabones que hiciesen reconectar con los recuerdos más felices de nuestra infancia, nuestros postres favoritos o con una sensación de calma y plenitud. Los ingredientes serían de primera calidad, como aceites de oliva virgen extra, manteca de karité y aceites esenciales puros. Cada jabón sería una pequeña obra de arte, hecha a mano con cariño y respeto por el medio ambiente.
Me sumergí en el mundo de la formulación de jabones, pasando innumerables horas investigando sobre los diferentes aceites y mantecas vegetales y sus propiedades. Comencé a experimentar con diferentes combinaciones, buscando el equilibrio perfecto para crear jabones nutritivos y suaves para la piel.
Construyendo un negocio sostenible
El diseño de las etiquetas y el empaquetado también requirió mucha atención. Quería que fuera sencillo, elegante y que reflejara la naturaleza de los productos. Opté por el papel encerado para proteger los jabones y cajas de papel reciclado para los envíos.
Creando el escaparate perfecto
Con mis jabones listos para salir al mundo, el siguiente paso fue crear un espacio virtual donde poder ofrecerlos. Diseñar mi propia tienda online fue un proyecto tan complejo como apasionante. Cada detalle, desde la tipografía hasta las imágenes, estaba pensado para reflejar los valores de Nácari.
Para dar a conocer mis productos, creé un Instagram y un Tiktok. Comencé a compartir fotos de mis jabones y vídeos enseñando a mis clientes cómo se había elaborado sus jabones favoritos.
La hora de la verdad
Finalmente, llegó el día de lanzar Nácari al mundo. Con mucha ilusión, abrí las puertas de mi tienda online y comencé a compartir mis jabones con mis primeros clientes. Fue emocionante ver cómo la gente conectaba con mis productos y apreciaba el trabajo que había realizado.
Recibir los primeros comentarios positivos fue muy gratificante. Me di cuenta de que había creado algo especial y que mi proyecto estaba teniendo un impacto positivo en las personas.
A medida que mi negocio crece, también lo hacen mis ideas. A día de hoy sigo aprendiendo todo lo que puedo, investigando nuevos ingredientes naturales y intentando que pueda llegar hasta ti la forma que ha tomado lo que, hasta no hace mucho, tansolo era un sueño.
Gracias por confiar en mi. Gracias por confiar en Nácari.
La semilla de una idea
Siempre he sido una apasionada de los productos naturales y de todo lo hecho a mano. Recuerdo pasar horas en la cocina de mi abuela, observada fascinada mientras preparaba remedios caseros con hierbas y aceites naturales. Aquella conexión con la naturaleza y la tradición me inspiró a buscar una forma de llevar esa esencia y el slow life a mi vida diaria.
Con esa idea en mente, comencé a investigar formas de reconectar con la naturaleza de una forma sana y artística, y fue donde descubrí la jabonería artesanal. Me fascinó el proceso de saponificación en frío y la versatilidad de los aceites vegetales. Leí numerosos libros y blogs durante meses, y vi innumerables tutoriales y di cursos que imparten grandes profesionales para conseguir comprender todo el proceso y dar con los materiales idóneos para mi idea. Sabía que había encontrado mi pasión.
Dando forma a un sueño
Con la idea clara de crear jabones artesanales y sostenibles, empecé a darle forma a mi proyecto. Quería que mi marca transmitiera una sensación de pureza, cuidado y bienestar.
Visualicé jabones que hiciesen reconectar con los recuerdos más felices de nuestra infancia, nuestros postres favoritos o con una sensación de calma y plenitud. Los ingredientes serían de primera calidad, como aceites de oliva virgen extra, manteca de karité y aceites esenciales puros. Cada jabón sería una pequeña obra de arte, hecha a mano con cariño y respeto por el medio ambiente.
Me sumergí en el mundo de la formulación de jabones, pasando innumerables horas investigando sobre los diferentes aceites y mantecas vegetales y sus propiedades. Comencé a experimentar con diferentes combinaciones, buscando el equilibrio perfecto para crear jabones nutritivos y suaves para la piel.
Construyendo un negocio sostenible
El diseño de las etiquetas y el empaquetado también requirió mucha atención. Quería que fuera sencillo, elegante y que reflejara la naturaleza de los productos. Opté por el papel encerado para proteger los jabones y cajas de papel reciclado para los envíos.
Creando el escaparate perfecto
Con mis jabones listos para salir al mundo, el siguiente paso fue crear un espacio virtual donde poder ofrecerlos. Diseñar mi propia tienda online fue un proyecto tan complejo como apasionante. Cada detalle, desde la tipografía hasta las imágenes, estaba pensado para reflejar los valores de Nácari.
Para dar a conocer mis productos, creé un Instagram y un Tiktok. Comencé a compartir fotos de mis jabones y vídeos enseñando a mis clientes cómo se había elaborado sus jabones favoritos.
La hora de la verdad
Finalmente, llegó el día de lanzar Nácari al mundo. Con mucha ilusión, abrí las puertas de mi tienda online y comencé a compartir mis jabones con mis primeros clientes. Fue emocionante ver cómo la gente conectaba con mis productos y apreciaba el trabajo que había realizado.
Recibir los primeros comentarios positivos fue muy gratificante. Me di cuenta de que había creado algo especial y que mi proyecto estaba teniendo un impacto positivo en las personas.
A medida que mi negocio crece, también lo hacen mis ideas. A día de hoy sigo aprendiendo todo lo que puedo, investigando nuevos ingredientes naturales y intentando que pueda llegar hasta ti la forma que ha tomado lo que, hasta no hace mucho, tansolo era un sueño.
Gracias por confiar en mi. Gracias por confiar en Nácari.
